Arsenio Escolar / Ignacio Escolar
La nación inventada. Una historia diferente de Castilla
Edit. Península, 2013
En la llanura que se hacía fuera del recinto amurallado del castillo,
alzábase solitario un olmo corpulento y frondoso. A la sombra de sus
ramas quiso Doña Berenguela que fuese levantado el sólito cadalso para
verificar la sencilla ceremonia de la publicación real. Morisca
alfombra cubría el entablado, sobre la cual quedaron dispuestos dos
ricos sitiales para la reina y su joven heredero. Alrededor estaban
prelados y magnates. Eran aquellos los obispos Don Tello de Palencia y
Don Mauricio de Burgos; figuraban entre estos Don Gonzalo Ruíz, Don
Lope Díaz, Don Suero y Don Alfonso Téllez de Meneses, Don Fernando
Suárez y algunos otros. Gentes de armas a caballo o de pie, rodeaban el
tabladillo circuidas a la vez por grupos de pecheros llegados de
Frechilla, Fuentes y Castromocho. Con toda sencillez, ordenó Doña
Berenguela que tremolaran pendones y fuese dado el grito acostumbrado,
cuando se alzaba nuevo rey, a favor de su heredero el príncipe
Fernando. "Et allí luego en Otiello -dice la Crónica General- le
alçaron rey et llamaron con él ¡Real!".
A fin de conmemorar tal efemérides, fue edificada por los
vecinos del pueblo una ermita en las cercanías del castillo. En su
interior había una lápida cuyo texto, copiado por Madoz en 1850, decía:
"En este pueblo y este sitio fue proclamado Rey, por primera vez, Don Fernando III, llamado el Santo".
Un privilegio, recientemente impreso, concedido a la iglesia de
Valladolid por el mismo Fernando, como Rey, en compañía de su egregia
madre, ocho días después de haber acontecido la muerte inopinada del
infeliz Don Enrique I, concreta la fecha de aquella proclamación: 14 de
junio de 1217.
Severino Rodríguez Salcedo Precedentes de un glorioso Reinado que tocan a Palencia Publicaciones de Institución Tello Téllez de Meneses, 1952 |